A pesar de que muchas veces resulta más evidente el efecto del alcohol y/o las drogas en el cuerpo, no podemos obviar el gran impacto de las adicciones en la salud mental. Son muchas las formas en las que estas sustancias alteran el bienestar emocional, suficientes como para que debamos hablar de ellos. Es que caer en una adicción genera consecuencias extremadamente graves, difíciles de superar en el corto plazo; y más si no se cuenta con la ayuda de la familia y profesionales en la materia.
Pero antes, hay que aclarar que se considera que un individuo es adicto cuando desarrolla una dependencia psicológica al objeto que supone esa adicción. A partir de ello se produce una conducta repetitiva y compulsiva con respecto al uso de la sustancia. Aunque coexisten las dependencias físicas y psicológicas, en estas líneas vamos a referirnos sobre todo a las segundas.
Los expertos explican que estas sustancias cambian la energía electroquímica con la que el cerebro funciona y causan eventos sensoriales, emocionales, conductuales e incluso cognitivos, y que por supuesto se van agravando con el paso del tiempo. Rápidamente, esta dependencia hace que el comportamiento se pierda en su evolución natural y se vea modificado.
El adicto tiende a separarse de la realidad, y las alucinaciones se multiplican en la medida en la que su contexto no se adapta al que hace falta para poder justificar su adicción. Y tras los primeros minutos de excitación llega un período de depresión en el que suele mostrar irritabilidad y hasta violencia en algunos casos. Otros adictos caen en una profunda depresión de la que no pueden salir.
Luego de apenas unos meses de adicción, los circuitos cerebrales de recompensa se resienten porque el alcohol y las drogas sustituyen a las recompensas naturales del organismo. Entre ellas la comida y el sexo. Poco a poco, las sustancias reemplazan aquellas fuentes de placer y se convierten en el único estímulo del adicto. Por eso hay que realizar un tratamiento cuanto antes y enfrentarse incluso si hiciera falta. El proceso de recuperación no es fácil, y se complica más si las terapias se demoran demasiado.
Antes que nada, se debe mantener una charla serie con el adicto sobre su situación y de qué herramientas dispone para superarla. Suponiendo que esas conversaciones no den resultados, o que directamente haya una negativa o imposibilidad para introducir nuevos hábitos de vida, entonces lo que corresponde es consultar por un centro de adicciones en Sevilla o donde te halles.
Encontrar un centro de adicciones es bastante sencillo hoy en día, pero no todos son tan confiables como Liberadict en Sevilla. Procura analizar bien cuáles son los servicios que proporcionan, ya que hay ciertas tendencias efectivas en este sentido.
Recientemente, se considera que la mejor opción es una combinación del modelo Minnesota con terapia cognitivo conductual y técnicas enfocadas en la prevención de recaídas. Alternativa que ha demostrado su eficacia con miles de pacientes recuperados.
Comentarios