Muchas personas no son conscientes de que incluso los hechos cotidianos más insignificantes o triviales llevan aparejada una responsabilidad civil.
A modo de ejemplo, la simple circunstancia de hacer jogging por la calle implica que tengamos que observar las normas elementales de prudencia para evitar provocar una caída a otro viandante o un accidente al cambiar de acera.
En este sentido, vamos a ver qué es el concepto de responsabilidad civil y cómo nos afecta a todos, tanto en el ámbito profesional como en el personal.
La responsabilidad civil es la obligación legal que el causante de un daño tiene de repararlo, sin importar si el daño ha sido provocado de forma deliberada o fortuita. La obligación de reparación incluye los daños provocados por conductas negligentes o temerarias.
La reparación o resarcimiento debe realizarse de una de estas dos formas:
En muchos casos la única opción de resarcimiento posible es la segunda. Pongamos por caso el de una persona que se ha quedado parapléjica porque la hemos atropellado cuando cruzaba la calle por un paso de cebra.
Para que exista responsabilidad civil tienen que concurrir tres elementos:
Sin embargo, existen algunas circunstancias que eximen al responsable del daño de incurrir en responsabilidad civil:
Respecto a la última exención, no aplica para hechos fortuitos que no sean absolutamente inevitables. A modo de ejemplo, la caída casual de un tiesto desde un alféizar que causa una lesión a un viandante provocará que el propietario de la maceta incurra en responsabilidad civil.
Y la única forma de estar protegidos ante esas posibles contingencias es disponer de un seguro de responsabilidad civil.
Y la única forma de estar protegidos ante esas posibles contingencias es disponer de un seguro de responsabilidad civil. En este sentido, los seguros de hogar, de automóvil, de comercio y de multirriesgo empresarial incluyen en las pólizas algunas coberturas de responsabilidad civil.
También existen seguros de responsabilidad específicos para ciertas tipologías de personas físicas y jurídicas como, por ejemplo:
En el caso de los profesionales, los empresarios y las empresas, las compañías aseguradoras disponen de seguros de responsabilidad civil específicos que cubren los riesgos concretos de cualquier sector o actividad.
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