Yo quiero que las casas de Víctor Gorzo sean para sus legítimos propietarios

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Una vez más Béjar es una ciudad televisada “gracias” a la ocupación de algunas viviendas sociales de Víctor Gorzo por parte de un puñado de individuos que se creen con el derecho de privar de su vivienda a otros ciudadanos.

Miguel Rodero / Varias viviendas de protección oficial situadas en la calle Víctor Gorzo, que llevaban deshabitadas desde su construcción en el año 2005, han sido ocupadas. Una situación que a pesar de ser conocida por las autoridades (y si no lo conocían es que no desempeñan muy bien su trabajo) salta a la palestra cuando por fin, y tras largos años, se finaliza el proceso de adjudicación a sus propietarios. Unos propietarios que son ciudadanos que han tenido que hacer grandes sacrificios para poder pagar la entrada de sus viviendas, y que estaban ilusionados por residir en sus nuevos domicilios.

Esa ilusión ahora se ve rota por que un grupo de incívicos personajes les parece gracioso posar para la prensa como si estuviesen haciendo algo digno de orgullo, y que tienen la jeta de decir todo tipo de memeces en televisión. Tal vez a Espejo Público les estafen con pintorescas historietas, pero en Béjar nos conocemos todos mucho como para victimizar a los culpables, para sentir lástima de quien abusa de los servicios sociales o de quien utiliza el amedrentamiento como herramienta para hacerse respetar.

Vergüenza es lo único que se puede sentir de que estos personajes se sientan en la capacidad de reírse del sufrimiento de quienes si se merecen esas viviendas, de quienes ahora están pagando alquileres a pesar de tener por derecho un domicilio ocupado por cuatro garrapatas de esta sociedad.

Yo le pido a las autoridades que actúen con contundencia y rapidez con quienes están privando el derecho a una vivienda digna a algunas familias de Béjar, y a los ocupas que dejen de tocarse la barriga, utilicen las herramientas sociales de las que dispone el sistema, se integren como es debido y dejen de creerse que la ignorancia y el “chachorrismo” es motivo de orgullo.

Hacía tiempo que no sentía tanta indignación como la que me produce que quien no aporta nada a la sociedad se sienta en el derecho de robarle su sueño a quienes han dado todo por tener una vivienda. ¿Y hablan de racismo y marginación? La marginación que ellos provocan y el racismo inexistente que les gusta exprimir como argumento hueco.

Si a la integración, no a la autoexclusión.

P.D. Ser ocupa no es indigno, lo indigno es quitarle su casa a otro obrero basándote en mentiras, sin respetar las normas morales (que no legales) y faltando gravemente a los derechos de los demás.

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