Cuando lo inesperado te alegra la mañana

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Una opinión de Cipriano González Hernández / Salía de casa para ver las actividades que la Fundación Premysa tenía programadas en el Parque Municipal de Béjar con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente. Es miércoles, 5 de junio, y luce el sol como si quisiera sumarse a la fiesta en una mañana auténticamente primaveral de esas que ya todos estábamos demandando para poder disfrutarlas.

Antes de llegar al Parque ya oyes la algarabía de las risas y voces infantiles, esas que a los maestros nos hacen recordar jornadas de hace muchos años y que siempre son gratas a la memoria. Entras en el parque ya predispuesto. Mesas, circuitos con cintas de colores, talleres de los más variados temas medioambientales, pero lo más importante: niños y niñas, voluntarios y voluntarias comandadas por los responsables técnicos de la Fundación Premysa.

No dabas abasto a mirar, no había rincón del Parque que no estuviera ocupado con juegos y actividades lúdicas, pero de repente lo inesperado: los residentes de El Buen Pastor, las usuarios de AFABECO, los residentes del CAMPYCO… todos acompañados de sus cuidadoras, unos haciendo sombreros de papel increíbles, otros haciendo pulseras y llaveros, otros simplemente disfrutando de un hermoso día en el parque. Me cuentan con orgullo que había una señora que llevaba cinco años sin salir de la residencia y que estaba allí encantada: maravilloso

Comparto con ellos unos retazos de conversación, me intereso por cómo lo están pasando, hablamos de sol, de la primavera a la que tanto le está costando llegar, en fin hablamos y compartimos un tiempo hermoso en un lugar hermoso con una disculpa hermosa. Y de regalo que me hacen una pulsera. Gracias.

Y junto a ellos los tradicionales ocupantes del parque, los mayores que los disfrutan cada día y que hoy tenían nuevos compañeros y los niños pequeños con sus abuelos en la zona de juegos hoy muy ocupada por usuarios poco habituales.

Regreso a casa con la sensación de que me han alegrado la mañana, de que con muy poco dinero, eso sí con mucho trabajo colectivo en imaginación y organización, se ha logrado una jornada para muchos inolvidable. A otros, lamentablemente, el maldito “alzhéimer” se encargará de borrar este buen rato que ha pasado juntos. Seguro que a los más jóvenes no se les olvida y poco a poco irán llenando su “mochila” con hábitos más sostenibles y con conocimientos de uso cotidiano que deben favorecer la disminución del consumo innecesario, reducir al máximo los residuos o reutilizarlos siempre que sea posible. En suma están trabajando para hoy pero con la vista puesta en mañana que es el objetivo central de la educación. Y si además lo hacen desde la participación y desde el compromiso, “miel sobre hojuelas”. Tal vez me queda la duda de si han estado presentes todos los que debían estar, que creo que no, pero eso no empaña el que el paseo por el Parque me haya alegrado la mañana.

Ciertamente es un buen día.

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