Miguel Rodero / A la fuerza en el poder siempre le gusta desprestigiar los resultados de las movilizaciones ciudadanas, ya que despreciándolas y restándole importancia los ciudadanos se plantean la necesidad de acudir a ellas, mermando así la efectividad de la misma.
No obstante en algunas ocasiones el tiempo pone de manifiesto de una forma tajante el valor de la presión popular, y el pregón de fiestas en Béjar es el mejor ejemplo que podemos analizar.
Recordarán que el año pasado el Ayuntamiento de Béjar decidió “secuestrar” el pregón y recluirlo en el Teatro Cervantes, ante esta circunstancia y mediante convocatoria de Izquierda Unida se manifestaron en la puerta más de 400 personas que abuchearon, pitaron y silbaron a los políticos asistentes hasta la saciedad. Tras la exitosa concentración la prensa institucionalizada criticó a los manifestantes, los insultaron e incluso cuestionaron la legalidad de dicha concentración, pero el verdadero efecto, el que ya no querían que recordáramos es que el Ayuntamiento de Béjar este año volverá a realizar el pregón de fiestas desde el balcón del edificio consistorial, donde se realizaba habitualmente.
Este pequeño ejemplo pone en valor la presión que los ciudadanos pueden ejercer sobre quienes gobiernan, y más allá del logro (en este caso se reivindicaba simplemente un asunto de forma), lo importante es ser consciente de que movilizarse si es útil, efectivo y tiene sus frutos.
Comentarios