La tiña de la encina cubre de marrón el campo

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© Isidoro S. Casquero / La tiña o lagarta (Lymantria dispar) está afectando todo el encinar de Santibáñez de Béjar, La Cabeza de Béjar, Nava de Béjar y pueblos como Puente del Congosto y Bercimuelle. Las tres variedades de la oruga de la encina (Lagarta, Tortrix y Malacosoma) destruyen tanto la raíz de la hoja nueva como la hoja ya madura y el fruto de las encinas. Al atacar las bellotas, estas pierden su poder nutriente y, al mismo tiempo, los árboles se van debilitando, tomando un color pardo.

Especialmente es llamativo el color que ha tomado el monte de Santibáñez de Béjar limítrofe con Guijo de Ávila. La Piquera, la Tejera y el Calamocho ha tomado un color pardo donde sobresale por su verdor los pinares y algunos círculos que han quedado salvados milagrosamente, pero que tiene que tener una explicación lógica por parte de los biólogos que lo deseen estudiar. El verde se ha visto reducido a los fresnos junto al arroyo de la calera a lo largo de la carretera que une Santibáñez y la Cabeza de Béjar. Por otra parte el cordel de merinas está muy afectado y con este calor se nota mucho más la plaga que ha dejado las encinas y carrascos en esqueletos, peligrando su vida.

En el último pleno celebrado el pasado 5 de junio el alcalde informó sobre ello. Pero hasta la fecha no se ha tomado ninguna decisión en firme que sea capaz de abordar el problema. Tampoco se ha mantenido una reunión con los propietarios del monte. Se da la circunstancia de la inexistencia de la concentración parcelaria en la localidad, que dificulta aún más el problema pues desde tiempo histórico por la economía de subsistencia las encinas son de unas personas y las tierras de otros. Que la historia deja muy claro. Además la bellota forma parte del escudo local y existen unas ordenanzas desde el siglo XVI muy interesantes en el archivo municipal sobre las encinas. Por parte de la oposición municipal se apuntó como solución la compra de producto para fumigar las encinas desde tierra por aquellos propietarios que lo deseen. De esta manera aunque no se erradicaría el problema, si serviría de cortafuegos para el avance de la plaga ya que el año pasado no se hizo absolutamente nada y como brotaron de nuevo, se relajaron los propietarios.

Poner de acuerdo a todos va a ser difícil y el equipo de gobierno no está por la labor de fumigar el término municipal a su costa, que por otra parte repercutiría en la conservación del paisaje, que de no poner remedio quedaría arrasado como si de un fuego se tratara.

Vecinos de la localidad se han puesto de en contacto con técnicos expertos y señalan que en otoño sería el momento ideal. Por parte del equipo de gobierno manifiestan que sería en febrero.

Puede suceder que si no se toman cartas en el asunto el problema vaya en aumento y el monte de encinas que tanto ha costado conservar y con la falta de roturar las tierras se ha incrementado desaparezca o que perdamos la encina milenaria de El Carrasco camino de la presa de San Fernando.

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