Alejo, en un gesto de cobardía, trata de impedir la participación vecinal y librarse de la oposición

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Una opinión de Miguel Rodero / Impedir la participación democrática de los ciudadanos en los asuntos políticos o entorpecer la asistencia a los plenos de los concejales de la oposición son algunas de las herramientas a las que nos someten los Ayuntamientos con tintes totalitarios.

Sucedió en sus días en la localidad vecina de Candelario (donde gracias a la presión política y vecinal se logró cambiar la dinámica) y ahora se repite insistentemente en Béjar. No es otra que la caciquil técnica de establecer las sesiones plenarias en días de diario y en horario muy madrugador, para por un lado impedir que bien por asuntos laborales u organización familiar puedan asistir los vecinos interesados y por la vertiente política buscar la conflictividad laboral de los concejales que tienen horarios de trabajo normalizados y no son políticos "a sueldo".

El próximo jueves día 25 a las 8:30 horas es el horario elegido para una nueva sesión plenaria en la cual Alejo y su equipo no quieren ni que acuda la Plataforma en Defensa de El Bosque de Béjar (quienes han manifestado su intención de preguntarle públicamente al Equipo de Gobierno sobre la situación de la finca renacentista de El Bosque) ni que pueda tener voz el concejal de IU en el consistorio bejarano, ya que es conocido por los concejales populares que en ese horario no puede acudir por motivos laborales. Un gesto de cobardía política por parte de Alejo que demuestra el poco respeto democrático que le tiene a los ciudadanos y a la oposición política, quien no olvidemos que representa a ciudadanos y ciudadanas.

Y no es que a estas alturas me sorprenda la cobardía institucional del PP en la ciudad de Béjar, recordemos que fueron la única fuerza política que no quiso acudir al debate titulado "La industria y el turismo. El Parque Natural. La Covatilla" organizado por las Asociación de Medios Digitales (DIBECO), es simplemente que a estas alturas de la película algunos esperábamos un poco de respeto democrático, pero eso sucede por pedirle peras al olmo, o lo que es lo mismo pedirle respeto democrático a quien cumple la ley solo si se lo ordena un juez, utiliza la policía local como taxi, se pasea con coches del Ayuntamiento de urna en urna en jornada electoral, quien no aclara donde está el dinero desaparecido de La Condesa o quien llega a acuerdos usureros con los bancos en los terrenos de la Thesa.

A estas alturas ya solo queda esperar a que el Alcalde y sus concejales abandonen la bandera de la cobardía y se atrevan a enfrentarse a la oposición civil y política, o bien abandonen (por vergüenza o por las urnas) el consistorio bejarano.

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