Una opinión de Miguel Rodero / Conseguir que los viajeros seleccionen un destino turístico no es una tarea fácil, depende de muchos factores y elementos, muchos que podemos controlar y otros ajenos a todas nuestras acciones.
Evidentemente no debemos fustigarnos por las causas alejadas de nuestro control, pero si debemos fortalecer los puntos en los cuales tenemos mucho que decir.
Conviene no olvidar que si hay un sector que vive de su imagen externa es el turismo, y es por ello si pretendemos que este pueda ser un motor de relevante peso para la comarca, el mensaje exterior debe ser positivo, alegré, ilusionante y de orgullo de una tierra que tiene todo para ser un destino de lujo.
Ojo, que nadie malinterprete mi texto, ni estoy diciendo que Béjar deba apostar únicamente por el turismo (cosa que no he odio decir a ningún político, y de lo cual me alegro), ni tampoco estoy diciendo que no se deba criticar lo que no consideremos ajustado a las necesidades, sino que estos aspectos no trasciendan con negatividad a la imagen exterior de Béjar y su comarca.
La imagen del destino es una percepción que tiene el viajero compuesta por todas aquellas creencias, ideas, sentimientos y actitudes, en definitiva, por toda la información de la que dispone sobre el mismo. Por ello si los habitantes trasmitimos negatividad al exterior estamos tirando piedras contra nuestro propio tejado.
Tal vez sea un poco ególatra el ejemplo por mi condición de corito, pero en este aspecto Candelario es un ejemplo de actitud. Un municipio donde la diversidad de opiniones respecto a su modelo turístico es amplia, donde conviven ciudadanos con ideas contrapuestas que trascienden habitualmente a la política municipal (Parque Natural, ampliación estación de esquí, caza…) pero donde todos los habitantes son aduladores sin limites de las maravillas del pueblo tanto en foros, redes sociales, programas de televisión… logrando así que la proyección del municipio al exterior sea de auténtico lujo. Algo que más allá de destacar la vanidad de los candelarienses por nuestro magnifico pueblo, logra atraer no solo turistas, sino campañas publicitarias, concursos, cámaras de televisión… en definitiva todos ayudamos a generar una imagen que engrandece a la localidad como destino turístico.
Así, salvando las distancias, creo que Béjar debe mirar un poco a la sierra y copiar este modelo natural para todas las zonas que en mayor o menor medida optan a vivir del primer motor de España en la actualidad: El turismo.
Mi recomendación es clara y decidida: Si focalizamos las críticas en lo constructivo, sin pretender con ello dañar la labor que otros desempeñan. Si aprendemos a conocer lo que tenemos y así aprendemos a valorarlo. Si somos conscientes que no solo tenemos que buscar nuestro propio beneficios, sino que el esfuerzo de otros nos repercutirá también positivamente a nosotros y viceversa… será el principio para que Béjar camine un paso más para convertirse en una ciudad de referencia turística.
Tenemos que acabar con el rodillo de la crítica pública para avanzar hacia ensalzar los valores positivos de los que goza Béjar. ¿Crees que no los tiene?, simplemente no los conoces.
Estoy seguro que todos y todas atesorareis muchos más motivos con los que ayudar a potenciar la imagen de la ciudad. No os los guardéis, compartirlos!!!
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