Una opinión de Miguel Rodero / No cabe duda de que España es un país turístico, siendo una de las bases principales de la economía española actualmente. Es el cuarto país del mundo en número de turistas extranjeros, con más de 53 millones de turistas anuales, por detrás de Francia, Estados Unidos de América y China. No obstante, el boom turístico comenzó en la década de los 60 cuando, por diversos factores, empezaron a llegar miles de turistas procedentes ya no sólo de cualquier municipio español, sino también de cualquier rincón del mundo.
Hoy en día, en el plano cultural se ha tendido a la estandarización de los destinos ya que si te das un paseo por la avenida marítima de Benidorm, Lloret de Mar o Tenerife, tendrás la sensación de estar en el mismo lugar cuando son ciudades separadas por cientos o miles de kilómetros.
En este contexto, y especialmente desde hace dos años con la toma de Ángel Orgaz como Concejal de Turismo, Béjar se reorienta hacia el aprovechamiento turístico desde la diferenciación, ya que el turismo rural tiene la tremenda suerte de poder situarse fácilmente en el camino del turismo sostenible o responsable, donde la convivencia entre turista y residente obtiene muy pocos efectos negativos.
Pero en este caminar Béjar tiene mucho espacio que recorrer. No lo digo con aires de critica vacía ni con afán de desprestigiar, sino todo lo contrario, con la ilusión de apoyar el proyecto del Ayuntamiento de Béjar en materia turística, en el cual todos debemos ser participes para generar el modelo adecuado, sobre todo dando por supuesto que los actuales interlocutores no han tenido el tiempo idóneo para ejecutar su proyecto al 100%, y que no todo se hace en uno o dos años.
Para otro día dejo mencionar los logros que se han alcanzado en materia turística, que precisamente no son pocos y pasan por diversas áreas, desde la modificación de los horarios de los museos a la utilización de las nuevas tecnologías como elemento de difusión, pero hoy quiero decir algunos aspectos que humildemente considero se deben trabajar para que Béjar no fracase en su proyecto de ciudad turística.
Y para acabar solo una recomendación más para los bejaranos. La ciudad de Béjar y la comarca entera ya es un destino turístico de lujo, debemos dárselo a conocer a todos desde el positivismo y el convencimiento. Vivir del turismo requiere sentirse orgulloso de lo que uno ofrece y exponerlo a todo el mundo, si no colaboramos todos y todas perderemos otra oportunidad más. Creo que no estamos precisamente para desaprovechar trenes ni poner palos a la implantación de empresas en la ciudad.
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