Una opinión de Miguel Rodero
Béjar ha sido seleccionada por el jurado del Concurso Internacional de Arquitectura Richard H. Driehaus con un proyecto que buscará revitalizar, en mayor o menor medida, La Antigua, y aunque esta noticia se ha difundido en Internet, radio y prensa impresa, la realidades que no se le está dando la profundidad que se merece.
Y hablo de darle profundidad pero no me refiero al proyecto, sino más bien a los propulsores del mismo. Un grupo de jóvenes, de esos que la sociedad no se cansa de cuestionar y zarandear diciendo que no aportan nada. De esos que tiene que emigrar de Béjar por falta de oportunidades. De esos a los que señalamos para sostener el maltrecho sistema de bienestar. Pues esos chicos se juntaron, crearon una plataforma civil y decidieron aportar su pala de arena para no solo señalar los problemas (que esos los conocemos bien), sino para acercar soluciones. Y ante eso la sociedad bejarana, con el Ayuntamiento a la cabeza, tiene que decir un sonoro “gracias”.
Les pongo cara, he asistido tímidamente a alguna de sus reuniones pero no les conozco, y aunque no les conozco entiendo y valoro que estos jóvenes nos han dado una lección de civismo y democracia al empujar su proyecto para que sea una realidad y por hacerlo de forma abierta a la participación ciudadana, y de forma inclusiva para todos los colectivos, ciudadanos y organizaciones.
El mejor resumen de su actividad lo escribieron ellos mismos en su perfil en la red social twitter, @SalvemosBejar, “el esfuerzo y el debate de ideas, nos han llevado a construir una propuesta fuerte. El resultado demuestra el potencial de nuestra ciudad y su patrimonio”.
Ahora nos toca a los demás empujar para que tanto esfuerzo no caiga en el olvido, que la rueda de la ilusión no pare y sume nuevas iniciativas cada día.
Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.
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