El PSOE al borde del colapso, en parte, por sus decisiones en el año 2007

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Una opinión de Miguel Rodero

Hace escasas horas escuchábamos en la Cadena Ser de Béjar a Francisca Andrés –Concejala de Ciudadanos que sostiene al PSOE en el Gobierno de Béjar- afirmar con rotundidad que "si la alcaldesa no cesa al Jefe de Explotación y al Director de la Covatilla, la gobernabilidad de la ciudad estará en el aire".

Unas palabras que ponen contra la espada y la pared a la Alcaldesa de Béjar, la cual se verá obligará a tomar una decisión clave en el devenir de esta legislatura.

Si alguien le hubiera dicho hace tan solo unos meses -a los recién llegados concejales del PSOE- que un año malo de nieves pondría en jaque la gobernabilidad de la ciudad, seguramente no se lo hubieran creído, pero esta es la consecuencia de jugar con las cartas de otros y no con las propias.

Nos remontamos al año 2007 cuando Cipriano González tomó posesión como Alcalde de la ciudad en el momento más álgido del movimiento por el nombramiento de Parque Natural de las sierras de Béjar y Candelario. Un equipo socialista que siempre se mostró en la oposición favorable al Parque Natural, pero que una vez llegado al poder lo negó más veces que el mismísimo apóstol Pedro a Jesús. En aquel momento optaron por jugar con las cartas de su antecesor, Alejo Riñones, quién siempre defendió que el motor económico de esta comarca era la estación de esquí La Covatilla.

Pasaron los años y el PSOE se acomodó entre telesillas y pilonas olvidando que no solo de nieve puede vivir una comarca en el sistema central. Y acabó la legislatura como empezó, bueno, peor de lo que empezó, ya que normalmente los sucedáneos no son mejores que los originales.

Era el año 2011 cuando Alejo Riñones regresó al frente del consistorio bejarano, y retomó la senda “covatillacentrista” en la cual la estación resurgía como motor de una comarca en decadencia, pero además con una gestión pública, convirtiendo al Ayuntamiento en la principal empresa de la ciudad (y no digo que esto sea ni bueno ni malo).

Y llegaron años de pocas precipitaciones donde el proyecto crujía, y solo un uso mordaz de los números hacía viable una estación que, con buen criterio, Alejo plago de niños y niñas esquiando. Aquello parecía Disneyland, pero los números salían. Además Riñones tuvo viento de espalda, ya que en este viaje le acompañaba un nuevo concejal, Ángel Orgáz, quién al frente de Turismo diversificó en gran medida el monopolio de La Covatilla y por un momento la ciudad de Béjar apostó por un turismo de amplia visión que estaba dando resultados, incluso más allá del gripado “motor de la comarca”. La ausencia de nieve preocupaba pero no era vital para la llegada de turistas (y no lo digo yo, lo dicen las cifras). Alejo, por los pelos, salvó los muebles y nuevamente hizo creer a todo el mundo que apostar por La Covatilla era el caballo ganador.

Pero la legislatura acabó, regreso el PSOE con un proyecto que se anunciaba como renovador que contó con el visto bueno de TAB y Ciudadanos, pero que en pocas semanas enterró la diversidad turística y focalizó nuevamente La Covatilla como única vía de escape para la ciudad.

Se invirtieron nuevamente los papeles, y quienes en la oposición hablaban de lo negativo que era apostar todo a una carta, cuando gobernaron apostaron y perdieron con uno de los peores años de nieves que hemos conocido, generándoles una profunda crisis de gestión que ahora los pone en la picota. Los niños regresaron a Disneyland, y en esta ocasión el concejal de Turismo está fuera de juego (y una vez más no lo digo yo, lo dice la concejala que sustenta al PSOE en el Gobierno).

Qué gran oportunidad se perdió entre los años 2007 y 2011 de cambiar el devenir de esta comarca. De haberse declarado el Parque Natural en aquellos años no supondría una condena no tener oro blanco en nuestras montañas, y ahora el PSOE no estaría al borde del colapso por renunciar a una de sus banderas.

Los fantasmas del pasado quieren venganza. El PSOE aún está a tiempo de revertir la situación, aunque ahora tienen que pedirle paso a Francisca Andrés.

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