Los continentes se mueven con más rapidez que el pleno de Béjar

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Una opinión de Miguel Rodero

2 horas y 11 minutos para un pleno de dos puntos en el Orden del Día, y donde uno es mero trámite, supone una barbaridad de tiempo aplicado que manifiesta el problema de confrontación que se vive en el Ayuntamiento bejarano.

El problema es más serio del que puede parecer, ya que ese largo tiempo que se tarda en dirimir cualquier asunto por nimio que sea no solo merma la necesaria participación y expectación ciudadana –el último pleno solo ha sido visto por 136 personas en una ciudad de 13.000 habitantes-, también evita que los plenos puedan tener contenido sustancial y además pone sobre la mesa que cada debate plenario se torna en un golpe sobre el tablero para demostrar quién manda, evidenciando la debilidad plenaria del Equipo de Gobierno (PSOE + C´s) frente a la oposición encarnada por PP y Tú Aportas. Y todo ello considerando que el pleno viene precedido de una Comisión donde se han debatido a puerta cerrada estos mismos puntos por los grupos políticos, y donde las posturas deberían haberse acercado.

En esta dilatación del tiempo la oposición, con mejor o peor intención según el punto a tratar, hace lo que debe de hacer: fiscalizar, cuestionar, argumentar y poner sus programas e ideas sobre la mesa, pero la Alcaldesa (y que me disculpe si personalizo) no parece asimilar que está en minoría plenaria, y asume cada réplica como un ataque personal que responde con virulencia, lo que desencadena en plenos de barbecho donde es imposible que crezcan proyectos. Y no lo digo yo, lo dicen los paralizados presupuestos municipales y lo corroboran el aplazado uso de los espacios de la N-630 a su paso por Béjar.

En esta ciudad sobran consejos y faltan acciones, pero como este humilde escribiente poco puede hacer por lo segundo, me atrevo a pedir más mesura desde la mesa de Alcaldía y menos acritud desde los pupitres de la oposición, e incluso si me apuran un toque de atención para la concejala de Ciudadanos, ya que ella está en la posición ideal para limar asperezas, y no hacerlo supone un acto de deslealtad con sus actuales socios (PSOE) pero también con sus votantes (la mayoría inclinados hacia la derecha sea dicho de paso).

Para quién no lo sepa aún quedan dos años de legislatura.

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